sábado, 22 de enero de 2011

Auténtico

Se rompió el espejo
huyó la sombra
asesinaron a Dios
y cambiaron las tornas.

Inició su camino
sordo de silencio
abandonó al destino
Cayó la máscara.

Acompañado de soledad
y sabiendo intangibles sus sueños
fue en busca de la verdad
inexistente del universo.

Se sentó a esperar
ebrio de ausencia, de soledad
a una visitante que decían
no llamaba al entrar.

De una belleza sobrenatural
y de una vitalidad sospechosa
entró la verdad a su casa.
Entró sin llamar; presuntuosa.

Él sonrió, seguro
de haber dado con la llave
que buscaba. Ella sonrió, compadeciente
dejándole disfrutar de aquella ilusión breve.

Cuando comprendió la observó, admirado:
había dado con la clave. Sonrió.
Ella se dirigió hacia él, y sus vivaces y bellos ojos clavó.
Él no tuvo miedo, se dejó llevar...

Y así se terminó el camino, la ausencia, la soledad.