domingo, 24 de julio de 2011

Ese día fue genial. Primero jugó en su castillo, se encaramó en lo alto de la torre más alta y ni él sabe cuánto tiempo estuvo protegiendo a su pueblo contra el ataque de unos poderosos dragones. Venció, por supuesto. Después se montó en su nave espacial y llegó a Marte, donde descubrió a unos extraños seres. Una vez llegó a casa se montó en un pájaro alado y recorrió su ciudad por los aires. Cuando aterrizó, ganó una carrera de coches. La gente le aclamaba por todos sus logros. Tras la carrera de coches bajó a lo profundo de una cueva, más profundo de lo que jamás nadie había llegado y se echó una siesta. Una vez hubo subido, encontró el tesoro que un viejo pirata había escondido y nadie había logrado encontrar. Tras el tesoro se sumergió en el océano y nadó con los peces. Después cenó y se durmió en una hamaca del Caribe junto a su castillo, nave, pájaro alado, coche, cueva y tesoro.
Al despertar, nada de eso estaba.

-Mamá, ¿y la caja que cogí ayer?

-Ah, ¿eso era tuyo? Lo tiré ayer. Eh, pero no llores, no era más que una caja de cartón.

Tras ver el disgusto del niño la madre resolvió conseguirle una caja al día siguiente, pero ella no lo entendería, había perdido a su niña interior.

El niño siguió llorando, su madre no comprendía que en aquella caja guardaba todos sus sueños.

1 comentario:

  1. Ooooooooooooooooooh! Empiezas a leer y piensas, oh no! Paulich se ha vuelto completamente loca! xD
    Pero luego... aaaaais, hay que guardar los sueños en la cabeza, ahí nadie puede tirártelos a la basura =P

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